“La propuesta de Sumar sobre el coeficiente reductor parece más un gesto político que una solución efectiva desde el Gobierno”

“La propuesta de Sumar sobre el coeficiente reductor parece más un gesto político que una solución efectiva desde el Gobierno”

Arturo Villazón Granda – supervisor de buceo y CEO de Tecnosub

Hace unos días, el grupo parlamentario Sumar presentaba en el Congreso una Proposición No de Ley (PNL) para instar al Gobierno a aumentar el coeficiente reductor de los buceadores profesionales.

Una medida que, a primera vista, podría parecer un avance. Sin embargo, cuando uno se sumerge un poco en la realidad institucional, la propuesta pierde profundidad y empieza a flotar como un gesto más simbólico que útil.

Lo paradójico es que Sumar no está en la oposición, sino en el propio Gobierno. Y más aún: su líder, Yolanda Díaz, es ministra de Trabajo y Economía Social, es decir, responsable de las condiciones laborales y promotora directa de los coeficientes reductores en virtud del Real Decreto 1698/2011.

Aunque la gestión final de las pensiones corresponde al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, es Trabajo quien evalúa las condiciones de penosidad, peligrosidad y toxicidad de los oficios para justificar estos coeficientes.

Dicho de otro modo: no hace falta instar a nadie desde el Congreso si tú mismo tienes el teléfono de quien puede hacerlo.

Las herramientas legales existen. El propio Ministerio de Trabajo podría poner en marcha el procedimiento reglado para establecer o modificar coeficientes reductores. El secretario de Estado de Empleo tiene atribuidas las competencias para abrir esa vía cuando lo desee, pero se ha optado por la única opción que no obliga a nada.

No podemos evitar la sensación de que esto responde más a una estrategia de comunicación que a una voluntad de transformación real. El mundo del buceo profesional no necesita gestos para la galería. Necesita reformas que reconozcan la dureza y el desgaste de una profesión extrema, a menudo invisible para el resto de la sociedad.

Por eso, agradeciendo el gesto, pedimos hechos. Porque mientras se multiplican los discursos y las declaraciones, los buzos seguimos pagando el precio de uno de los trabajos más duros del mundo laboral.

Lo que esperamos no es que se nos “instale” en el debate público con frases grandilocuentes, sino que se utilicen los mecanismos ya disponibles para resolver una injusticia largamente conocida.
En definitiva, el compromiso real no se anuncia. Se demuestra.

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