“El hijo pequeño de Jaques Cousteau me animó a bucear y descubrí un nuevo medio con formas de vida espectaculares”

Héctor Salvador, explorador submarino y nominado a ‘Viajero del Año’ por la Sociedad Geográfica Española

El hijo pequeño de Jaques Cousteau me animó a bucear

En una década en la que la exploración espacial ocupaba buena parte de las noticias en televisión y los grandes nombres del momento eran astronautas enfundados en ergonómicos trajes para ir al espacio, no es difícil pensar que los sueños de un niño fueran viajar más allá de las fronteras de nuestro planeta.
Este es el caso de Héctor Salvador Fouz, un lucense de 40 años a quien la televisión de su niñez le despertó el interés por explorar lugares desconocidos y alcanzar nuevas fronteras.
En 2021 se convirtió en el único español que ha descendido a una profundidad de 10.706 metros, hasta el Abismo de la Sirena, el segundo punto más profundo de la Fosa de las Marianas. Lo hizo junto al australiano Tim Macdonald en el DSV Limiting Factor (fabricado por la compañía Triton Submarines), el único vehículo capaz de descender a estas profundidades hasta el momento.
En los premios anuales que la Sociedad Geográfica Española concede a los exploradores más destacados a nivel mundial, Héctor Salvador ha sido galardonado en el apartado ‘Viajero del Año’. La misión en las Marianas es una más de las 1800 inmersiones realizadas por Héctor, quien cuenta con un notable currículum profesional y académico.
Estudió Ingeniería Aeronáutica en España e Ingeniería de Sistemas Espaciales en Holanda. Tras años apoyando la educación espacial, la investigación en microgravedad y la cooperación internacional en LEEM (Laboratorio para Experimentación en Espacio y Microgravedad), la Agencia Espacial Europea o la Federación Astronáutica Internacional, cambió su rumbo profesional y puso el foco en el fondo marino, convirtiéndose en instructor de buceo y piloto de sumergible en 2012. Actualmente es Académico Correspondiente de la Real Academia de la Mar, fundada en 2005 y cuyo objetivo primordial es defender los intereses marítimos de España.
SubaQuatica Magazine ha entrevistado al brillante explorador para compartir su experiencia con los lectores de nuestra revista.

 

Héctor, ¿qué te llevó a dedicarte a la exploración de los fondos marinos?

Considero que “fui víctima” de la década en la que me tocó vivir como niño. Las noticias sobre los transbordadores espaciales y todas aquellas gestas que aparecían en televisión despertaron un gran interés en mí. Soñaba con explorar fronteras desconocidas o conocer el pasado a través de la arqueología. Por eso decidí estudiar ingeniería aeronáutica.

“Considero que fui víctima de mi época. Las noticias sobre las gestas espaciales en televisión me hicieron soñar con explorar nuevas fronteras”

Mientras cursaba mis estudios universitarios, participaba paralelamente en proyectos de investigación aeronáutica y fundé una asociación para financiar proyectos de estudiantes en el sector espacial y fue entonces cuando comenzaron mis primeros contactos con la exploración submarina. Hacia el año 2010 coincidí tomando unas cervezas en París con Pierre-Yves Cousteau, el hijo pequeño del comandante Jacques Cousteau, quien me animó a aprender a bucear. Fue una gran oportunidad, ya que pude conocer este medio de la mano de alguien como él y tener contacto con otras formas de vida, sin tener que viajar a Marte (comenta con humor).
Por aquel entonces, a través de la Agencia Espacial Europea entré en contacto con un fabricante de sumergibles que buscaba pilotos, así que me inscribí y me contrataron. Así comenzó mi formación como piloto de vehículos submarinos y sobre ingeniería aplicada a este ámbito de investigación.

 

¿Cuál es la esencia de la exploración de los fondos marinos?

El futuro está en el mar y no podemos darle la espalda en ninguno de los sentidos. Los océanos contienen formas de vida espectaculares y es un espacio que está por explorar. Cada vez que hacemos alguna inmersión, no necesariamente a grandes profundidades, encontramos cuatro o cinco nuevas especies. Si hubiera sabido esto antes, me hubiera tirado de cabeza a la exploración de los fondos marinos antes que a la espacial (comenta entre risas). Todos estos estudios suponen un importante impacto en los estudios de biología.

“Si hubiera sabido esto antes, me hubiera tirado de cabeza a la exploración de los fondos marinos antes que a la espacial”

Por tanto, creo que debemos emplear más medios en conocer los secretos que contiene el mar para saber más acerca de nuestra especie y no necesariamente buscar en otro planeta. Nuestros orígenes como especie están en el mar y es ahí donde tenemos que buscar. El 70 por ciento del fondo del mar está sin explorar; Esto es lo que hay que enseñar a las nuevas generaciones.

 

Actualmente eres el director de Triton Submarines EMEA. ¿Cuál es la misión del centro en este sentido?

Nuestra filial de Barcelona (la sede principal está en Miami, EE. UU.) está inmersa en el desarrollo y construcción de batiscafos para fines profesionales y comerciales, pero también con fines turísticos, algo que está en auge entre las clases con mayor poder adquisitivo.
Como todavía es una industria muy joven, formamos a nuevos ingenieros ofreciendo prácticas en nuestra empresa. Esto nos permite continuar con la exploración de los fondos marinos, pero siempre con el objetivo de inspirar a esas nuevas generaciones a preservar el mar y nuestro planeta.

“Los océanos han estado olvidados por mucho tiempo y debemos tomar conciencia de su importancia para nuestra especie”

Los océanos han estado olvidados por mucho tiempo y son la fuente del oxígeno que respiramos y un sumidero de CO2, además de ser los reguladores naturales de la temperatura de la Tierra. Son también la base de la cadena alimentaria y nuestra especie debe tomar conciencia de todas estas cuestiones.
Todo esto está directamente relacionado con el desarrollo tecnológico que Triton está aportando a la industria de los batiscafos, ya que estos avances son directamente proporcionales a la importancia y protección de los océanos.
‘Aurelia’ es uno de nuestros batiscafos más destacados y está diseñado para alcanzar profundidades de hasta 2300 metros. Este proyecto representa un avance significativo en la exploración submarina y nos ha permitido abrir nuevas puertas en la investigación oceanográfica y la arqueología submarina. Nuestro enfoque I+D ha conseguido dotarlo de una resistente esfera transparente que permite una visión de 360 grados. La experiencia de la inmersión es mucho más satisfactoria y productiva que en otros, donde el explorador se asoma por una ventana. Con este diseño hemos doblado la profundidad que alcanzan otros vehículos sumergibles de su clase.
Además, es el primer sumergible de estas características construido bajo bandera española, una gestión que hemos llevado a cabo en colaboración con la Dirección General de la Marina Mercante. Estamos generando una industria de vehículos submarinos de altas prestaciones en España y esto es algo a destacar.

¿Es un producto fabricado en España?

Si bien los componentes individuales pueden provenir de diferentes países, el ensamblaje final de nuestros sumergibles se realiza completamente en España. También es importante destacar que Barcelona ofrece una infraestructura portuaria excepcional que nos proporciona acceso directo al mar Mediterráneo y nos permite realizar pruebas de nuestros sumergibles en condiciones reales. Desde el Puerto Fórum llevamos a cabo pruebas de estabilidad, certificaciones de seguridad y lanzamiento de nuestros prototipos.

 

La expedición a la Fosa de las Marianas ha tenido gran repercusión mediática. ¿Ha sido un antes y un después en tu carrera?

Siempre digo que esta expedición es la que “más bajo me ha hecho caer” (comenta entre risas al referirse a los 10.706 metros alcanzados en el Abismo de la Sirena, el segundo punto más profundo de la Fosa de las Marianas). Para mí no ha sido la más trascendental, pero sí la que más ha llamado la atención de los medios de comunicación. Así que ha sido una gran oportunidad para despertar el interés de las nuevas generaciones acerca de la exploración oceanográfica y la protección de los fondos, como decía anteriormente.

“Como piloto fue una misión especial pues bajamos a más de 10.700 metros, pero es cierto que hemos vivido otros momentos maravillosos en misiones a mucha menos profundidad”

Como piloto, ha sido una misión especial porque bajé diez veces más de lo que había hecho anteriormente. Pero es cierto que en misiones a mucha menos profundidad hemos vivido otros momentos maravillosos. Hemos llevado a arqueólogos y biólogos en otras expediciones y hemos podido grabar momentos increíbles de la vida de muchas especies marinas.

 

¿Qué ha aportado a la ciencia esa inmersión?

En principio, era una misión para el rescate de un módulo científico que habíamos perdido el día anterior. Nuestra misión era localizarlo y traerlo a la superficie. Desde un punto de vista tecnológico, la singularidad fue alcanzar esa cota de profundidad, pero a nivel científico hicimos algunos descubrimientos de gran impacto para la microbiología. Encontramos un nuevo tipo de bacterias que se alimenta de sustancias químicas y cuya cadena alimentaria es diferente a la nuestra. Esto plantea nuevas incógnitas acerca del origen de la vida en el fondo del mar o si hay especies que han evolucionado de forma diferente a los seres vivos que conocemos. Estos nuevos descubrimientos son interesantes, sobre todo por las aplicaciones que pueden tener en áreas como la medicina o la farmacología.

¿Cómo fue el entrenamiento técnico para la expedición y cómo se prepara un explorador submarino a nivel psicológico para bajar a esas profundidades?

A nivel psicológico, estaba preparado para la misión, pues son muchas las inmersiones que he realizado. Pero la misión en la Fosa de las Marianas tenía una particularidad importante y es que no había plan de rescate, ya que pilotábamos el único vehículo que podía bajar hasta esa profundidad. Eso añadía una tensión adicional, pero durante los ensayos con el batiscafo trabajamos meticulosamente para garantizar su seguridad y la de sus pasajeros.

Fue una inmersión que duró 12 horas, así que te vas preparando físicamente desde el día antes. En lo psicológico, estamos preparados ya que son muchas misiones las que hemos completado

Fue una inmersión larga que duró muchas horas, de más de 12 horas, así que físicamente te vas preparando desde el día anterior para deshidratar el cuerpo; ¡ahí abajo no hay posibilidad de ir al baño! Además, me acompañaba Tim Macdonald, con quien he compartido otras experiencias y con quien estoy muy sincronizado. Conocíamos bien las posibles incidencias que se podían presentar en el trayecto, y el hecho de participar en la construcción del submarino es un plus para identificar posibles incidencias y darles respuestas.

 

¿Cómo recibes este premio de la Sociedad Geográfica Española (SGE)?

La noticia me la dio por teléfono Javier Cacho, un destacado explorador de la Antártida a quien conozco desde hace tiempo. Para mí fue muy emotivo que fuera él quien me diera el anuncio del premio, pues le considero mi mentor y recibí mucho apoyo de Javier durante algunos proyectos espaciales. Además, la SGE también premia a otros importantes exploradores de renombre, que fueron mis referentes en la infancia. ¡Me siento pequeñito al lado de ellos! Creo que lo mío no es comparable con algunas de las hazañas conseguidas por muchos de ellos, ya que se juegan la vida en sus misiones. Yo al final, solo me he sentado dentro de un “cacharro” durante algunas horas. (comenta con humildad Héctor).

¿Qué debemos hacer para preservar el fondo marino?

Para preservar el fondo marino, debemos enfrentar la realidad de la contaminación humana, ya que aparecen redes, plásticos y desechos incluso en lugares remotos. Todos somos parte de esta problemática. La basura terrestre termina llegando al mar, amenazando la vida marina y el equilibrio ecológico. La basura más densa es un desafío mayor, pues estará durante cientos de años en los fondos. Miles de toneladas de plástico amenazan con colapsar las especies, incluida la nuestra. La clave es la educación: debemos amar y proteger los océanos; cada uno debe ser parte de la solución. Necesitamos un cambio de conciencia y acciones concretas para garantizar la salud de los ecosistemas marinos. Nuestra supervivencia depende de la preservación de los océanos.

 

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