Un reabreather de buceo podría ser una alternativa a la falta de mascarillas de protección para los médicos

Michael Lombardi con el rebreather adaptado al ámbito sanitario

Material de Buceo contra el Covid19

El buzo profesional Michael Lombardi (EE.UU) afirma que la tecnología del rebreather que el mismo utiliza para las inmersiones en aguas profundas, podría ser utilizada por profesionales de la salud que luchan contra el coronavirus.

Cuando la esposa de Lombardi, que es un médico en un hospital de Rhode Island, le comentó que el centro le había suministrado mascaras protectoras que debía reutilizar, “no podía creerlo”. Así lo publica el portal www.ecori.org, relacionado con cuestiones médicas.

El caso es que la pandemia del Covid19 que azota el mundo y que se está cebando con algunos países como España o Italia, ha entrado de manera muy virulenta en Estados Unidos y los suministros también escasean para el gigante norteamericano.

Mientras las empresas manufacturan mascarillas a paso forzado y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. estima que necesitará 3.500 millones de máscaras faciales durante la pandemia de coronavirus, Michael Lombardi estudia su propia iniciativa para preservar la salud de los médicos.

 

Una alternativa a la mascarilla desechable

Lombardi es un buzo profesional de aguas profundas y dirige un negocio de buceo en Middletown. El norteamericano tuvo una idea de buscar una alternativa a las mascarillas faciales: el rebreather.

“El rebreather hace exactamente lo que su nombre indica, es decir permite volver a respirar su respiración”, expuso. “Los rebreathers quitan químicamente el CO2 que producimos y luego reponen mecánicamente el oxígeno que consumimos”.

Lombardi ha estado utilizando rebreathers desde 2002, modificándolos con éxito para adaptarse a sus inmersiones en aguas profundas. Después de años de modificaciones, comenzó a diseñar sistemas personalizados de soporte vital. Cuando esta pandemia comenzó a golpear fuertemente a la población mundial, se preguntó si podrían usarse en un entorno médico.

Las primeras barreras que encontró a su proyecto de adaptación al entorno médico, fue el costo y el peso. “Las mascarillas cuestas poco dinero pero no hay suficientes”, pensó mientras seguía buscando fórmulas para eliminar obstáculos.

Comenzó a presentar el proyecto a los médicos así como a los fabricantes, y su idea llamó la atención local. “La sensación en general es que sí es viable. Si lo conseguimos sería extremadamente beneficioso pues el sanitario tendría una atmósfera completamente aislada”.

 

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Un industrial apoya la idea del rebreather

Chris Goodwin, de la empresa industrial Goodwin-Bradley Manufacturing en Providence, es amigo de Lombardi y sabía de sus investigaciones con el rebreather en el campo del buceo y otras aplicaciones. Cuando sobrevino la crisis del coronavirus, cayó en la cuenta de que los proyectos de Lombardi podrían tener aplicación para los sanitarios.

Goodwin telefoneó a Lombardi y le dijo “¿Sabes que esta tecnología probablemente ayudaría al personal médico?”. La respuesta de Michael fue: “llevo trabajando en ello toda la semana”.

Así fue como Lombardi y Goodwin comenzaron a trabajar juntos, haciendo contactos con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias y el Departamento de Seguridad Nacional. También ha hablado con algunos funcionarios del gobierno local. Si bien ha habido interés, los mayores problemas son el tiempo, el dinero y el peso.

Los rebreathers cuestan alrededor de  5,000 dólares y pesan unos 11 kilos, “lo que no es muy viable, dice el propio Lombardi que está esperanzado en poder mejorarlo con la investigación y la inversión. Además, opina que si el proyecto sale adelante, algunos inversores del mundo verán otras aplicaciones para este sistema.

“Estamos buscando activamente inversiones para investigación por parte de cualquier cualquier socio académico o industrial y así poder avanzar en esta tecnología. Si entidades federales y el Estado lograran dar impulso a los grupos de investigación independientes, que ya han asumido un papel activo en el tratamiento de las necesidades de PPE [equipo de protección personal] y ventiladores para el COVID-19, con una discreta subvención de $ 25,000 a $ 50,000, las tecnologías resultantes serían revolucionarias tanto ahora, como para satisfacer las necesidades futuras”, concluyó Lombardi

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