Malos humos: tabaco y buceo profesional
Se estima que entre el 25 y el 30 por ciento de los buzos fuman tabaco de forma habitual. Este hábito tan extendido está íntimamente relacionado con la mayoría de enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cerebrovasculares padecidas por la población mundial.
No obstante, existen pocos estudios especialidados sobre la relación entre el consumo de tabaco y los accidentes descompresivos u otras dolencias propias de la práctica de actividades subacuáticas.
En este sentido, un grupo de investigación de Divers Alert Network (DAN) y de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, Estados Unidos), realizaron una evaluación retrospectiva de accidentes descompresivos en 4350 buzos y su relación con el hábito de fumar.
Los resultados indicaron que en buceo recreativo, los grandes fumadores, fueron más propensos a desarrollar manifestaciones graves del accidente por descompresón en relación con los no fumadores.
MALOS HUMOS
El humo del cigarrillo en una inhalación o calada aporta entre un 3 y un 6 por ciento de monóxido de carbono (CO), que bloquea del 2 al 15 por ciento de la hemoglobina en el flujo sanguíneo.
Esta situación genera una hipoxia tisular y una ventilación menos eficaz, ya que la carboxihemoglobina (la hemoglobina que se ha asociado con el monóxido de carbono) no participa en los intercambios gaseosos en los alvéolos.
Esto quiere decir que hasta un 15 por ciento de la hemoglobina necesaria para el transporte de oxígeno deja de estar disponible.
Las normas de calidad para el aire respirable en buceo, permiten un contenido máximo de CO de 10 partes por millón2. Y una calada de un cigarrillo tiene más de 500 partes por millón de CO.
Estudios sobre la intoxicación aguda por CO demuestran que, inmediatamente después de la intoxicación con CO, el flujo sanguíneo cerebral aumenta hasta un 50 por ciento de su valor basal debido a un proceso de vasodilatación.
Esto tiene efecto directo sobre la toxicidad del oxígeno en el sistema nervioso central (SNC) y la enfermedad de descompresión aguda. El aumento del flujo sanguíneo cerebral influye en la perfusión y absorción de nitrógeno y, por tanto, en el riesgo de enfermedad descompresiva (ED) neurológica en una inmersión normalmente segura.
El consumo continuado de tabaco aumenta las posibilidades de padecer accidentes descompresivos a nivel neurológico debido a una mayor absorción de nitrógeno en los tejidos
Por su parte, los agentes irritantes del humo producen inflamación crónica de los alvéolos. Esto conlleva en el medio y largo plazo un aumento de las secreciones bronquiales y, por consecuencia, una alto riesgo de padecer bronquitis crónica.
La capacidad pulmonar se ve comprometida, atendiendo a la cantidad de aire que se puede exhalar en un segundo (FEV1), que puede disminuir hasta un 80 por ciento. Esto indica compromiso de la pequeña vía aérea.
El buzo queda expuesto a sufrir una sobredistensión pulmonar durante el ascenso, que puede provocar neumotórax o aeroembolismo, entre otras dolencias.
ELIMINACIÓN DEL NITRÓGENO
El Dr. George Hart, hiperbarista del Long Beach Memorial de California, evaluó el intercambio de gases durante un tratamiento hiperbárico y observó que en los fumadores, la eliminación de nitrógeno del músculo esquelético, fue más lenta que en los no fumadores.
La inhalación de humo de cigarrillo después de una inmersión podría afectar a la mecánica de las burbujas silentes pulmonares, lo que puede dificultar la eliminación eficaz del gas inerte y predisponer a la enfermedad descompresiva.
Dichas burbujas silenciosas se acumulan en los capilares pulmonares en los primeros 30 a 45 minutos y se difunden a través de la membrana alveolo-capilar. Por esto, sería prudente evitar fumar al menos hasta una hora después de la inmersión.
El cannabis y sus consecuencias en el organismo de los buzos
En relación con el artículo de la página anterior, sobre tabaquismo y buceo, el Dr. Mauvecin recibió numerosas consultas sobre si la marihuana tiene menos efectos nocivos que el tabaco en el organismo de los buzos.
La marihuana (o cannabis) es una de las drogas recreativas más consumidas en el mundo. Una encuesta realizada por Pew Research Center reveló que casi la mitad de los estadounidenses afirma haber consumido marihuana en algún momento de su vida (2015).
También es sabido que en la comunidad del buceo se consume esta sustancia de forma significativa. En 2011, la Dra. St Leger Dowse y sus colegas publicaron una encuesta realizada a buzos recreativos del Reino Unido. De los 479 buzos que respondieron, 105 (un 22 por ciento) declararon haber consumido drogas ilícitas desde que aprendieron a bucear, y el 94 por ciento habían consumido marihuana.
Los investigadores han descrito que el cannabis contiene más de 450 compuestos químicos diferentes. Los dos principales canabinoides son el tetrahidrocanabinol (THC) y el Canabidol (CBD).
El THC es una sustancia psicoactiva que afecta al funcionamiento del cerebro, generando sensación de euforia. También puede producir desorientación, provocar pensamientos desagradables o sentimientos de ansiedad y paranoia.
Por su parte, el (CBD) puede aliviar el dolor y disminuir la ansiedad, lo que puede interpretarse como sensaciones placenteras.
Los efectos agudos de fumar marihuana en los pulmones incluyen el aumento del tamaño de los bronquios terminales, aumento de la producción de moco, tos, inflamación bronquial y pérdida de función de las células bronquiales ciliadas. Esto genera tapones de moco, atrapamiento de aire y un mayor riesgo de aeroembolismo gaseoso.
El efecto cardiovascular incluye aumento de la frecuencia cardiaca y arritmias, aumento de la presión arterial, disminución del oxígeno y un aumento del monóxido de carbono (CO) y del dióxido de carbono (CO2), con un riesgo elevado de infarto de miocardio, síncope y accidente cardiovascular isquémico.
Por otro lado, genera una atención deficiente, déficit de coordinación, concentración y toma de decisiones. Se trata de situaciones de gran riesgo cuando se desarrollan actividades subacuáticas.
Cuando se fuma marihuana, los metabolitos del THC tienen una vida media de unas 20 horas y pudiendo llegar hasta tres días. Sin embargo, algunos se almacenan en la grasa corporal, por lo que en los análisis de orina para la marihuana, se los pueden detectar en el organismo durante un máximo de 13 días. Pero en algunos individuos puede permanecer incluso más tiempo.
Sobre Gustavo Mauvecin
El Dr. Gustavo Mauvecin se dedica desde hace más de 30 años a la Medicina Hiperbárica. Se formó en la Armada Argentina como Oficial Médico de Buceo y Submarinos. Posteriormente continuó su capacitación en la U.S.Navy como Diving Medical Officer y Underwater Medial Officer.
Es socio fundador de la Sociedad Argentina de Medicina Hiperbárica y Actividades Subacuáticas, en la que ocupó los cargos de presidente y vicepresidente. Como docente, ha formado a médicos, paramédicos, enfermeros y buzos en la gestión de accidentes relacionados con el buceo y el trabajo en ambientes sometidos a presión, al igual que en la seguridad y prevención de accidentes laborales en este medio y cámaras hiperbáricas.
Actualmente está al cargo de la Dirección Médica del Centro de Medicina Hiperbárica de Mar del Plata y trabaja como asesor para empresas de buceo offshore, de buceo de intervención y de saturación. Colabora con DAN (Divers Alert Network) como médico de enlace para Latinoamérica. Es también coautor del libro ‘Buceo, aspectos médicos y fisiológicos’.