El narguilé, el equipo más usado entre los buceadores que recolectarán ocle

Fotograma del reportaje ‘Ocle, el oro rojo’ de RTVE

Recolección de Ocle en España

El próximo 1 de julio comienza en España la campaña de recolección de ocle (alga gelidium) y se prevé en torno a un centenar de buceadores participen en su extracción durante los meses de verano. Según la normativa española, los buceadores recolectores de recursos marinos son considerados buzos profesionales y aunque en España esta técnica no suele utilizarse en el ámbito del buceo comercial, el uso del narguilé está extendido entre las empresas que extraen esta alga.
Bajo el amparo del Real Decreto 550/2020 que regula las actividades de buceo en el país, más de una veintena de empresas de pesca que adaptan sus barcos en verano para la campaña de ocle, ponen en riesgo una temporada más la salud y la vida de estos trabajadores subacuáticos.
La utilización de esta alga en el sector médico o la industria farmacéutica, ha elevado su precio y muchos buceadores nacionales e internacionales, acuden al Norte de España, al calor de sueldos diarios que oscilan entre los 300 y los 1.000 euros.

Los buceadores que recolectan recursos marinos en España son considerados buzos profesionales según la normativa

En Asturias, Cantabria y Galicia, fletan a diario embarcaciones de entre 10 y 12 metros de eslora con un equipo de 2 a 3 buceadores, cuyo único soporte vital en superficie suele ser el mismo patrón de pesca y, en algunas ocasiones, un marinero en superficie con nociones muy básicas sobre el trabajo del buceador. La profundidad a la cual se desarrollan estas labores de arranque ronda entre los 12 y los 20 metros, si bien la titulación de los recolectores no permite superar los 15 metros. Por otro lado, las jornadas de pesca suelen prolongarse durante más de seis horas de inmersión y en algunos casos más de ocho horas, cuando el tiempo máximo recomendado por las Normas de Seguridad de Actividades Subacuáticas recogidas en el II Convenio Colectivo de Buceo Profesional es de un máximo de 180 minutos. Los continuos cambios de presión por las subidas y bajadas de los buceadores durante la faena, requieren la correcta aplicación de las tablas de descompresión, pero en la mayoría de los casos el uso de las mismas es deficiente o simplemente no se llevan a cabo.
La recolección de ocle ha experimentado una mejora en las últimas décadas en cuanto a las condiciones técnicas y equipos que los buceadores usan para el arranque, si bien hay que tener en cuenta que aún existen situaciones de precariedad en muchas empresas. La publicación del Convenio Colectivo de buceo profesional en 2012 y la posterior modificación en 2017 sirvieron para que las mencionadas mejoras llegasen al sector, pero es cierto que muchas empresas han relajado las condiciones de seguridad con la publicación del Real Decreto 550/2020 que regula ahora las condiciones del buceo.

UNA LABOR MUY RENTABLE
La demanda de ocle ha crecido en los últimos años en España y la industria farmacéutica lo compra a precios muy suculentos, lo que supone una gran oportunidad para la rentabilidad de las empresas pesqueras. Estas suelen reclutar buceadores que en ocasiones no tienen experiencia en trabajos subacuáticos, pero que arriesgan su salud atraídos por la alta remuneración que les espera.
SubaQuatica Magazine ha entrevistado a un buzo profesional con casi 25 años de experiencia y 15 campañas de ocle como jefe de equipo. Desde su anonimato comenta que cuando comenzó “aún se buceaba con mangueras prácticamente de regar y medios muy arcaicos” y que progresivamente se han venido optimizado los equipos, de acuerdo con las novedades que la normativa ha ido imponiendo. “Hoy en día las empresas usan umbilicales, máscaras faciales, panel de gases y botellas de seguridad, entre otros elementos. Esto no quiere decir que todos los buceadores estén haciendo su trabajo de acuerdo a lo que todos sabemos que es un buceo seguro y, por tanto, hay mucho que mejorar. Pero es necesario romper una lanza en favor de las empresas que abogan por defender la seguridad de los buzos, demostrando que el uso de equipos de suministro de superficie más sofisticados que el narguilé, ofrecen mucha rentabilidad a las empresas a lo largo de la campaña de extracción de ocle”.

“La seguridad y los equipos han mejorado en los últimos años, pero no todos están haciendo su trabajo correctamente”

“Uno de los grandes problemas es que falta personal cualificado. Cuando no hay obra pública, los buzos profesionales suelen participar en la campaña de recolección, pero si estos no vienen hay que cubrir plazas y esto se convierte en un problema. En los últimos años, suelen venir grupos de buceadores experimentados en la extracción de recursos marinos desde países latinoamericanos como Perú, pero a veces no son suficientes para cubrir la oferta de trabajo del grueso de las empresas. Es entonces cuando se les da cabida a buceadores novatos o sin experiencia, que en la mayoría de los casos proceden de países subsaharianos por poca tradición marinera”, explica.
La campaña de recolección se extiende a lo largo de los meses de julio, agosto y septiembre y la dureza del trabajo diario y el sobre esfuerzo, causa mella en los buzos que sufren heridas, cansancio o dolores por tendinitis. Esto termina ofreciendo oportunidades de trabajo a buzos inexpertos o marineros de a bordo, que ven la oportunidad para lanzarse a por un sustancioso jornal, poniendo en riesgo su vida. Este fue el caso de Sadibou Seck, el senegalés de 37 años que falleció en 2021 durante la campaña en Cantabria.
“En todo esto tienen responsabilidad todas las partes implicadas en el proceso de recolección, es decir, los buceadores y las empresas como responsables de la propia actividad que desarrollan. Desde mi punto de vista, las barreras que este sector debe salvar son, por un lado, el desconocimiento que las empresas productoras que se dedican a la recolección tienen acerca del buceo y, por otro, el entendimiento entre esas empresas y los buceadores encargados de planificar las inmersiones. Además, es necesario equilibrar las taras en los barcos e instruir a las empresas pesqueras sobre los riesgos del buceo”, relata el jefe de equipo.

Embarcación en un puerto de Cantabria, descargando el ocle recolectado en la jornada

MÁS FORMACIÓN Y PLANIFICACIÓN
En los últimos años algunas escuelas de buceo están haciendo un buen trabajo de formación, pero esto a veces contrasta con las malas prácticas enquistadas en las empresas. La búsqueda de la máxima rentabilidad durante la jornada, unidos al exceso de confianza y valentía por encima de la seguridad, se convierten en el escenario perfecto para que se produzcan los accidentes.
Es por eso que es importante intensificar la formación de los buceadores e introducir buenas prácticas entre las empresas productoras. Para ello es necesario que los armadores tomen conciencia de los riesgos que asumen los buceadores. Nuestro entrevistado aboga por potenciar la figura del jefe de equipo en la planificación de la faena diaria, en coordinación con el patrón del buque. “Lo primero es localizar un campo de algas rentable, es decir, un área que no tenga mucha profundidad y que esté bien poblada, para recolectar más rápido y con menos riesgos. A veces se piensa que las mejores algas están a mayor profundidad y no tiene por qué ser así. Es importante saber posicionar el barco y fondearlo correctamente para facilitar la labor del buzo, teniendo en cuenta las mareas durante las horas de trabajo”.
“Los buceadores se lanzan al agua con una bolsa que, una vez llena, se sube con el cabo de guía. En superficie, los marineros están pendientes al rastro de burbujas de cada buzo y a los cabos para elevar la bolsa de algas llena y lanzar otra vacía. En mi caso, suelo plantear la mañana con 2 a 3 horas de trabajo y paradas de seguridad de 5 a 10 minutos, contando con el tiempo de descompresión. Subimos a superficie para comer, hablamos de cómo ha ido la inmersión y luego volvemos a bajar otras 2 a 3 horas”.
En las empresas en las que he faenado en los últimos años como jefe de equipo, he contado con umbilicales, máscaras faciales AGA y botellas de seguridad. Afortunadamente, no he tenido que lamentar accidentes en las campañas en las que he participado como jefe de equipo”, concluye nuestro confidente.

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