Análisis clínico y propuestas de mejora de los accidentes de Buceo Profesional

Análisis de los accidentes de buceo en España y propuestas de mejora

El pasado mes de marzo, la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz acogió el 4º Congreso Nacional de Medicina Hiperbárica y Subacuática, organizado por la Asociación Española de Medicina Hiperbárica y Subacuática (ASEMHS).

Entre los especialistas participantes, destaca la intervención del coronel médico en la reserva Emilio Salas Pardo, referente nacional en Medicina Subacuática e Hiperbárica y con una amplia trayectoria al frente de la cámara hiperbárica del Hospital de San Carlos, en San Fernando (Cádiz).

Bajo el título Análisis de los accidentes de buceo comercial en España actualmente, el Doctor Salas presentó una exposición detallada sobre las causas más habituales de los accidentes en el buceo profesional, sus consecuencias clínicas y los puntos críticos de la cadena de atención.

A partir de esta ponencia, SubaQuatica Magazine ha profundizado junto a Salas en los principales problemas asistenciales y organizativos del sector. El resultado es este reportaje, que expresa sus opiniones profesionales respaldadas por décadas de experiencia clínica, docente y pericial.

El Dr. Emilio Salas Pardo, especialista en Medicina Hiperbárica y Subacuática

Lejos de limitarse a un enfoque académico, su visión incorpora propuestas concretas para mejorar la prevención y el tratamiento hiperbárico de los accidentes de buceo en aguas de España.

La Medicina Hiperbárica no es un complemento exótico en este escenario: es el pilar fundamental sobre el que debe asentarse toda estrategia de prevención, diagnóstico, tratamiento y recuperación del buzo profesional. Sin un enfoque clínico riguroso, con formación específica y soporte técnico adecuado, la seguridad del trabajador subacuático queda gravemente comprometida.

Impacto normativo y estadísticas

Los avances legislativos de los últimos años, como el Real Decreto 550/2020 o el Convenio Colectivo Estatal de Buceo Profesional de 2018, han introducido mejoras en la regulación formal.

Sin embargo, su impacto real en la reducción de accidentes ha sido prácticamente inexistente.
El motivo es claro. La legislación no transforma por sí sola la realidad operativa si no se acompaña de mecanismos efectivos de formación, control y coordinación.

A esta insuficiencia normativa se suma una carencia estructural aún más grave: la falta de registros oficiales y actualizados sobre accidentes de buceo profesional.

Momentos previos a una de las sesiones del 4º Congreso de la ASEMHS

En España no existe un sistema nacional centralizado de notificación ni una base de datos pública que permita analizar las causas, circunstancias o consecuencias clínicas de los incidentes.

Los casos que no derivan en fallecimientos suelen quedar fuera del radar institucional, dificultando el análisis epidemiológico y la mejora asistencial.

Sin datos fiables, no podemos diseñar políticas preventivas sólidas. Sin indicadores clínicos ni operativos, no se puede evaluar si las estrategias implementadas han sido eficaces o no. Esta ceguera estadística es uno de los mayores obstáculos actuales.

Causas clínicas más frecuentes

Los accidentes en el buceo profesional no suelen deberse a fallos únicos ni aislados, sino a acumulaciones de errores que se entrelazan en patrones repetitivos.

Desde la experiencia, Emilio Salas distingue tres principales causas que se repiten con especial frecuencia:

  • Exceso de inmersiones sucesivas sin descansos adecuados, lo que provoca una acumulación progresiva de nitrógeno en los tejidos y un aumento del riesgo de enfermedad descompresiva.
  • Sobrecarga de trabajo, no sólo en el agua sino también en las tareas logísticas, traslados, mantenimiento o preparación. Esta fatiga global limita la capacidad de recuperación del organismo.
  • Reducción o eliminación de paradas de descompresión, ya sea por presión operativa, falta de planificación o exceso de confianza en completar la descompresión en superficie.

Estas prácticas, cuando se combinan, suponen un terreno fértil para la aparición de accidentes graves. Lo preocupante es que muchas veces son toleradas como parte del día a día operativo, cuando en realidad representan decisiones clínicas encubiertas con un coste alto para la salud del buzo.

Tipología de accidentes y secuelas

La tipología clínica más frecuente en los accidentes graves es la enfermedad descompresiva neurológica, en sus distintas variantes. Entre las secuelas más comunes destacan:

  • Trastornos motores: debilidad o parálisis en miembros inferiores principalmente.
  • Alteraciones de la sensibilidad: pérdida de percepción del dolor, la temperatura o el tacto.
  • Síntomas vestibulares o del equilibrio: inestabilidad, vértigo, mareos persistentes.
  • Síntomas cognitivos o neuropsicológicos: dificultades en la concentración, memoria o capacidad de planificación.

Estas manifestaciones pueden aparecer de forma súbita o desarrollarse en las horas posteriores a la inmersión.
Si no se actúa con eficacia y con tratamiento hiperbárico adecuado, muchas de ellas pueden convertirse en secuelas irreversibles.

Lo más lamentable es que muchas veces no son causadas solo por la inmersión, sino por fallos evitables en la atención posterior.

Cámara multiplaza transportable de la compañía Pommec-Hytech

Fallos en la cadena de respuesta

El mayor número de errores clínicos y organizativos lo encontramos en la cadena de respuesta al accidente, donde se acumulan decisiones incorrectas:

  • Evacuaciones inadecuadas: por vía terrestre atravesando puertos de montaña, o por vía aérea a altitudes superiores a 300 metros sin tener en cuenta la fisiopatología del buzo.
  • Elección de cámara hiperbárica por cercanía, sin verificar si está operativa, si dispone de personal formado o si tiene soporte hospitalario.
  • Desconocimiento de protocolos asistenciales básicos, tanto por parte de empresas de buceo como de los servicios de emergencia o centros hospitalarios receptores.

Estos errores reflejan una falta de planificación estructural y de coordinación interinstitucional.
La improvisación en un accidente de buceo no solo retrasa la recuperación, sino que puede agravar la lesión inicial hasta convertirla en discapacidad permanente.

Criterios periciales

Salas aplica una metodología basada en cuatro ejes cuando interviene como perito médico en casos judiciales relacionados con accidentes de buceo. Estos son:

  • Evaluación del estado previo del buzo: descanso, alimentación/hidratación, carga de trabajo previa, viajes o traslados recientes.
  • Análisis del perfil de inmersión: profundidad, mezcla respiratoria utilizada, duración y características operativas.
  • Valoración del proceso de evacuación: tiempos, medios empleados, altitud del vuelo, posición del paciente, medidas terapéuticas durante el traslado.
  • Calidad del tratamiento recibido: tipo de tabla hiperbárica, experiencia del personal, infraestructura de soporte.

Estos criterios permiten determinar si la atención fue adecuada, insuficiente o negligente. Además, ofrecen herramientas objetivas para que jueces y abogados puedan entender si el daño fue evitable y en qué momento se produjo el fallo.

La calidad asistencial en caso de accidente puede determinar el grado de recuperación del buzo, así como su capacidad para seguir trabajando | Maritime Injury Center

Evaluación de síntomas y errores comunes en las valoraciones

Uno de los grandes problemas que detecto en la atención inicial es el subdiagnóstico de síntomas precoces, especialmente aquellos que se consideran inespecíficos:

  • Cansancio atípico tras la inmersión, interpretado erróneamente como fatiga normal.
  • Molestias otorrinolaringológicas (presión en los oídos, congestión, sensación de oclusión), que se omiten por falta de experiencia clínica en el medio hiperbárico.
  • Síntomas leves de inestabilidad o entumecimiento, que no siempre generan alarma inicial pero que pueden evolucionar hacia cuadros neurológicos severos si no se tratan convenientemente.

El problema no es solo la sintomatología, sino la falta de personal formado para reconocer su valor clínico.
Sin una mirada específica, el diagnóstico se retrasa y el tratamiento llega tarde.

Recomendaciones para mejorar la seguridad operativa

Proponer mejoras sin viabilidad operativa no sirve. Por eso, mis recomendaciones buscan ser realistas, factibles y basadas en recursos ya existentes:

  • Formación obligatoria para autoridades marítimas, personal sanitario de urgencias y empresas operadoras, enfocada en protocolos de tratamientos hiperbáricos y vías de evacuación.
  • Creación de un directorio nacional de cámaras hiperbáricas hospitalarias operativas las 24 horas durante los 7 días de la semana, actualizado y accesible para todos los servicios de coordinación y emergencia.
  • Establecimiento de un registro oficial de médicos con formación en medicina subacuática e hiperbárica, reconocido por el Ministerio de Sanidad y los colegios médicos.

Estas tres medidas, implementadas en colaboración con la ASEMHS, serían un salto cualitativo y estructural en la seguridad del buceo profesional en España.

Mapa de distribución de los centros de Medicina Hiperbárica con cámara para tratamiento de accidentes de buceo, tanto multiplaza como monoplaza

Valoración de la normativa vigente y propuestas de reforma

La normativa española actual carece de exigencias clínicas específicas en materia de buceo profesional. Aunque obliga a que los reconocimientos médicos sean realizados por personal con formación oficial no especifica que sea con formación en Medicina Subacuática.

No regula de forma precisa el uso de tablas de recompresión ni define los criterios mínimos que deben cumplir las cámaras hiperbáricas hospitalarias.

Este vacío deja al buzo desprotegido, al médico desorientado y al juez sin referencia técnica clara. En países como Reino Unido o Noruega, existen legislaciones específicas que delimitan qué profesionales pueden actuar, bajo qué protocolos y con qué formación.

España debe dar este paso y homologarse con los estándares europeos, reconociendo la Medicina Subacuática e Hiperbárica como una especialidad clínica de interés estratégico.

El rol de la ASEMHs y la necesidad de una línea de emergencia nacional

La Asociación Española de Medicina Hiperbárica y Subacuática (ASEMHS) es hoy la entidad más preparada para liderar este proceso de transformación.

Su red de especialistas, su experiencia en formación y su capacidad técnica la convierten en el interlocutor ideal para autoridades, empresas, aseguradoras y órganos judiciales.

Buzo comercial de la compañía Nahshon-Limited

Una medida urgente que propongo es la creación de una línea nacional de emergencia médica para buceo profesional, disponible 24 horas, gestionada por la ASEMHS o en coordinación con ella. Esta línea permitiría:

  • Orientar tanto a buzos como a las empresas en caso de accidente.
  • Derivar al centro hiperbárico adecuado.
  • Asesorar clínicamente al personal sanitario generalista sin experiencia en medicina hiperbárica.

Este modelo ya funciona en el ámbito del buceo recreativo (como Divers Alert Network), y su aplicación al entorno profesional sería sencilla y de gran impacto.

Conclusión

La Asociación Española de Medicina Hiperbárica y Subacuática (ASEMHS) es hoy una referencia indispensable para los profesionales del buceo comercial, tanto por conocimientos médicos como por la experiencia en la gestión de situaciones asistenciales que acumulan sus integrantes.

A través de su red de especialistas, ofrece un respaldo eficaz ante dudas, consultas o situaciones complejas que puedan surgir en una situación de emergencia., ya sea para abordar cuestiones clínicas, jurídicas o de coordinación asistencial.

La ASEMHS representa el punto de apoyo más fiable para mejorar la seguridad y la respuesta en accidentes de buceo profesional en España.

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