Subsalve y su innovación en sistemas inflables y de flotabilidad basados en la ciencia
Subsalve: innovación desde la ciencia
La flotabilidad se fundamenta en el principio de Arquímedes, que establece que un objeto sumergido en un fluido experimenta una fuerza ascendente equivalente al peso del fluido desplazado. Este principio, descubierto en el año 250 a.C., permite entender cómo el aire, un medio más ligero, al ser contenido en agua, genera una fuerza de flotación positiva, equivalente a 63 libras por pie cúbico o una tonelada métrica por metro cúbico de aire.
Subsalve, fundada en 1977, ha liderado la innovación en tecnología de flotabilidad, desarrollando aplicaciones avanzadas en áreas como la marina comercial, la defensa y la investigación científica. Los primeros métodos de flotación incluían bolsas de piel o tambores de acero, que, aunque útiles, presentaban limitaciones por su peso y durabilidad. Hoy, los avances en materiales como el nailon, poliéster y Kevlar recubiertos de poliuretano han revolucionado esta tecnología, permitiendo la creación de sistemas inflables ligeros y resistentes, capaces de soportar condiciones extremas. Estos sistemas pueden alcanzar fuerzas de flotación de hasta 50 toneladas métricas y se emplean en diversas operaciones, desde reducir el calado de buques hasta el rescate de cápsulas espaciales en el océano.
Además de su aplicación en salvamento y operaciones de rescate, las fuerzas militares utilizan estos sistemas para levantar, transportar y desactivar explosivos bajo el agua. Incluso se han desarrollado soluciones para vehículos submarinos tripulados, como el Deepsea Challenger de James Cameron, que incorpora inflables de emergencia para asegurar el ascenso. En el futuro, el control de flotabilidad en tiempo real permitirá el desarrollo de nuevos vehículos y hábitats submarinos, con el potencial de impulsar colonias subacuáticas sostenibles.