“Los buzos españoles siempre fuimos muy valorados por las empresas extranjeras”

Pedro Luis Ezquerro realizando trabajos de mantenimiento en una plataforma petrolífera

Pedro Luis Ezquerro, buzo en saturación

Pedro Ezquerro

Pedro Luis Ezquerro Torrecilla es un buen ejemplo del eterno apego del buzo con el mar. A sus 65 años sigue en activo y tras una década de ausencia en la profesión volvió a ponerse el neopreno porque esta ha sido siempre su verdadera pasión.
Este riojano afincado desde 1976 en Amposta (Tarragona) cuenta que aprendió a nadar en el rio Ebro con 15 o 16 años y que, en aquellas temporadas de verano en Zarauz (Guipúzcoa) con su familia, fue donde se colocó por primera vez unas gafas de buceo y comenzó a descubrir su pasión por el fondo marino.

La natación ocupó una parte de su adolescencia. Llegó a competir a nivel regional con el Club de Natación de la Rioja. Esta actividad le permitió adquirir una buena capacidad física y pulmonar.

Hacia finales de los 70 comenzó en España la actividad para la explotación petrolera y compañía extranjeras, principalmente de EEUU y Holanda, comenzaron a recalar en la costa cantábrica y mediterránea en busca del preciado combustible.

Ezquerro comenzó a trabajar 1976 en la plataforma de perforación CHEVRON en Gijón (Asturias), donde se llevó a cabo una excavación sin buenos resultados para un pozo de petróleo y de allí se desplazó al Mediterráneo con Osco España.

Fue en aquel entonces cuando tomó la decisión de convertirse en buzo profesional. “Mientras trabajaba como enganchador en la torre de perforación, veía a los buzos profesionales trabajar en saturación y bajar al fondo a realizar esos trabajos. Fue en ese momento cuando me dije que volvería a la plataforma como buzo profesional”, argumenta nuestro protagonista.

La importancia de la formación

Su empeño le llevó a convertirse en Buzo de Segunda Clase entre 1972 y 1974 en el Instituto Politécnico Marítimo Pesquero del Mediterráneo, previo paso por la Unidad de Operaciones Espaciales (UOE) en San Fernando, donde se tituló como buzo.

Pedro Ezquerro comenzó a trabajar para empresas extranjeras con sede en España, llegadas al país para la explotación petrolera principios de los 80. Ocean System, que más tarde se convertiría en Oceanering, Osco España o SubSea Oil Services fueron algunas de las compañías por las que Ezquerro pasó. Fue con la última de las mencionadas con la que realizó un entrenamiento específico en Italia (a bordo del buque ‘Capalonga’) para aprender a bucear en saturación. “Con SubSea Oil Services estuve trabajando con aire de 45 a 60 metros de profundidad, haciendo medición de espesores, cosiendo las patas de las plataformas con bridas y otras labores similares.

Ya por aquel entonces hacíamos el salto a cámara y recortábamos mucho tiempo de descompresión; todos sabíamos manejar la cámara hiperbárica. En definitiva, teníamos experiencia y conocimientos previos a la formación que nos dieron más tarde para trabajar en saturación, donde nos enseñaron las mezclas ternarias y binarias para completar nuestros conocimientos”, narra el buzo.

Hasta 10 saturaciones llevó a cabo a lo largo de aquella primera época; seis de ellas en España y el resto en el Golfo Pérsico, donde realizó empalmes a tuberías de petróleo, reparaciones y otros trabajos de mantenimiento de estructuras.

En aquellos años compartió proyectos junto a buzos de muchas nacionalidades. Recuerda la soberbia de los buzos estadounidenses, frente a la buena relación con italianos y holandeses.

Eso sí, “los buzos españoles siempre estuvimos muy bien valorados por las empresas extranjeras, porque éramos muy eficientes y una vez estábamos abajo sacábamos siempre el trabajo adelante sí o sí. Fuimos de los pioneros, junto a un buen grupo de españoles, en hacer las primeras saturaciones en Tarragona”, asevera.

Los buzos españoles siempre estuvimos muy bien valorados por las empresas extranjeras, porque éramos muy eficientes y una vez estábamos abajo sacábamos siempre el trabajo adelante sí o sí. Fuimos de los pioneros, junto a un buen grupo de españoles, en hacer las primeras saturaciones en Tarragona

Una nueva etapa

Hacia los 45 años decidió retirase de la profesión, tras más de 22 años en activo. “Me quemé pues había que estar muchas horas fuera de casa y los sueldos tampoco compensaban tanto”.

Diez años lejos de las ocupaciones del mar, toda una década que se le hizo larga y tras la cual, a los 55 años, decidió volver a colocarse el neopreno. “Volvió a picarme el gusanillo; quería volver al fondo del mar”, explica.

Y así fue como fundó junto a su hijo Lotramar, una pequeña empresa en la que se dedican esporádicamente a hacer balizamientos, mantenimientos a cadenotes y cadenas o limpiezas de buque. “Estoy en buena forma física para hacer inmersiones ya que me cuido bien”, confiesa, si bien, una vez alcanzada la edad de jubilación a finales de este año, colgará el casco definitivamente.

 

Ser buzo en saturación

Cuando le preguntamos sobre las condiciones para ser buzo en saturación, humildemente nos contesta que es fundamental “tener bien amueblada la cabeza”.

“Hay que ser una persona equilibrada y tener buenas condiciones psicológicas para soportar la presión de estar viviendo en 2 o 3 metros cuadrados, custodiado a través de un monitor para que estés bien, pero ajeno a lo que ocurre fuera para que las noticias del exterior no trastoquen tu estado de ánimo”, concluye.

Acerca de la profesión, el buzo riojano sostiene que es necesario un reconocimiento del oficio: “la gente en España debe saber la importancia de nuestra profesión y la aportación que hacemos a la sociedad. Vamos con algunos años de retraso con respecto a otros países vecinos”.

Sobre la seguridad en el buceo actual lo tiene claro: “los que hemos hecho formación con escuelas de prestigio hemos sido entrenados con esa conciencia sobre la importancia de la seguridad, pero lamentablemente en España no ha habido esa cultura de la seguridad en nuestro gremio.

Ahora, gracias al cambio generacional y al trabajo de las escuelas que hoy día se preocupan por ofrecer una buena formación, la seguridad está mejorando considerablemente para el bien de los buzos. Yo mismo no supe lo que era un casco hasta el año 82, cuando trabajé con las empresas extranjeras”.

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