La comunidad educativa alerta de los desajustes en la normativa y sus consecuencias para los buzos

Falta de unidad de criterios en la formación en buceo

Los últimos 5 años han sido de intensa actividad para la industria de buceo comercial en España, especialmente por los nuevos documentos reguladores que han sido aprobados y puestos en vigor.

Nos referimos sobre todo a la modificación del II Convenio Colectivo de Buceo Profesional y Medios Hiperbáricos de 18 de octubre de 2016 y al Real Decreto 550/2020 por el que se determinan las condiciones de seguridad de las actividades de buceo.

Ambos documentos regulan aspectos fundamentales de la actividad subacuática, entre ellos, cuestiones relacionadas con la salud y seguridad de los buzos, además de otros aspectos laborales de especial interés para el colectivo.

Quedan pendientes otras demandas históricas como la aprobación de un coeficiente reductor para la anticipación de la jubilación, de la que pudiéramos tener novedades a la vista de las últimas consultas realizadas por el Sindicato de Actividades Marítimas del Estado Español (SAME) en diferentes administraciones públicas, como ha avanzado SubaQuatica Magazine este mes de marzo en su canal TV de YouTube.

Más allá de contar o no con el beneplácito del sector, la lucha que el gremio mantiene viva por mejorar sus condiciones y lograr dignificar la profesión, ha tenido resultados palpables con la aprobación de los citados documentos. Sin embargo hay un aspecto de especial relevancia que sigue estancado y que podría pasar a las primeras páginas de la agenda de la industria.

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Nos referimos a la urgente necesidad de reforma que también requiere la normativa en materia de formación para los buzos profesionales.

SubaQuatica Magazine publicó en marzo de 2018 un amplio reportaje que título ‘La unificación de criterios en la formación del buceo profesional podría mejorar su calidad’, donde casi una veintena de escuelas públicas y centros de formación participaron, aportando opiniones y su visión acerca de un proyecto para la creación de un sello de calidad para los espacios académicos.

Tras un aparente estío de cinco años, la comunidad educativa se propone ahora hacer llegar los aires de cambio en un área fundamental, y básica, como es la capacitación y formación de los futuros buzos comerciales, para lograr que la industria goce de buena salud.

Alumnos del Instituto Galego de Formacion en Acuicultura (IGaFA) durante unas prácticas con campana húmeda. XUNTA DE GALICIA

La iniciativa de IGAFA apuesta por una unificación de criterios en la formación

Como centro de Referencia Nacional en Acuicultura y Buceo (CRN), el Instituto Gallego de Formación en Acuicultura y Buceo (IGAFA) ha puesto en marcha una iniciativa para la unificación de los criterios para el proceso de formación de alumnos, que se matriculan en las escuelas que existen en el territorio nacional.

El proyecto cuenta con el respaldo de otros centros públicos y privados de formación que imparten cursos de buceo en España, quienes han participado activamente en la recopilación de datos para el trabajo que se expone en el siguiente trabajo periodístico.

Mapa de escuelas públicas y privadas en España elaborado por SubaQuatica Magazine en 2018

El primer paso para alcanzar este objetivo ha sido la elaboración de un informe donde principalmente se expone la disparidad de criterios que existe en España para las autorizaciones y posterior apertura de centros de enseñanzas de buceo profesional; para la realización y control de exámenes para el acceso a titulaciones de buceo profesional y, por último, para la expedición de títulos y tarjetas de identidad profesional que habilitan el ejercicio de ese tipo de buceo.

IGAFA ha preparado un informe que recoge la disparidad de las titulaciones, de los criterios de acceso a la formación y de los documentos profesionales para fundamentar su propuesta de reforma

Como indica dicho informe, las competencias para el ejercicio de dichas funciones fueron asumidas por los gobiernos de las diferentes Comunidades Autónomas, ante la inexistencia de un documento a nivel nacional que regulase cada una de ellas.

El resultado a lo largo de más de dos décadas intentando cubrir esa carencia, ha sido un complejo mapa de normativas sobre las titulaciones, títulos profesionales, especialidades de buceo profesional y documentos identificativos, como podemos ver en los anexos adjuntados más abajo. Un auténtico galimatías que trae desde hace años de cabeza no solo a las escuelas, sino también a las empresas de la industria y los profesionales que desempeñan su labor en ella.

Ocurre que los títulos de buceo expedidos por una Comunidad Autónoma no tienen, por norma general, validez alguna en el resto, lo que supone un gran inconveniente para las empresas que transitan entre comunidades para cumplir con sus contrataciones en operaciones subacuáticas o en otros medios hiperbáricos.

El casco de Kirby Morgan es el más usado por la mayoría de buzos comerciales

Es por eso que IGAFA ha recogido en el informe las diferentes normativas en vigor por comunidades autónomas, las titulaciones que se expiden en ellas, los requisitos para el acceso a los cursos o los documentos profesionales acreditativos que se emiten para poder ejercer la profesión.

En los siguientes anexos que acompañan al informe, se muestra el intrincado de normas autonómicas, títulos y acreditaciones profesionales que adivinan los complicados trámites burocráticos que llegan a generar.

VER ANEXOS

En comunión con los centros de formación que imparten el título de Técnico de Operaciones Subacuáticas e Hiperbáricas (TOSH) reglado por el Ministerio de Educación, el CRN gallego tiene como objetivo la creación de un cuadro único de titulaciones y especialidades, definir a nivel nacional los requisitos de acceso a los mismos y la creación de un único documento acreditativo profesional.

Para ello ha remitido el informe a los diferentes agentes implicados en la industria, con todos los datos recopilados a través de las consultas llevadas a cabo a los instructores de las escuelas.

El siguiente paso será crucial para el éxito de esta empresa, pues es necesario que el informe llegue a manos de los ministerios con competencias en esta materia y que se pueda acometer una necesaria reforma en la normativa.

Para ello IGAFA remitirá esta memoria al Consejo Social del Centro de Referencia Nacional, integrado por una representación de la Comunidad Autónoma de Galicia, la Administración General del Estado y las organizaciones empresariales y sindicales en activo en la industria de las actividades subacuáticas.

Nuestra misión es procurar una formación de calidad y solucionar las situación provocadas por esta disparidad de criterios en España

Enrique González Figueroa, instructor en el centro de enseñanza gallego e impulsor de esta idea, explica que “ha sido necesario valorar la legislación para que, una vez que se traslade a las autoridades, hubiera un fundamento que se pudiera comprobar y hacerle ver el caos administrativo.

Enrique González Figueroa, instructor de IGAFA

Ahora necesitamos que el Consejo Social, órgano consultor del CRN donde están representado todos los agentes asociados al buceo comercial, pueda hacer llegar esta problemática expuesta en el informe y que los ministerios (el de Trabajo y Educación, sería los que creemos oportuno) puedan crear una mesa de trabajo donde consensuar una norma que solucione los inconvenientes que genera esta situación”, expone González Figueroa.

“Nuestra misión en este proyecto es que a través de este trámite logremos mejorar, por un lado, la calidad de la formación todo el territorio nacional y que no existan agravios comparativos en el mercado laboral entre las escuelas que forman a los buzos que llegan a las empresas sin experiencia profesional y, por otro, evitar los complicados trámites administrativos que esta situación genera para las propias empresas y sus profesionales”, explica Enrique González Figueroa, instructor de IFAGA y promotor de esta iniciativa.

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El profesor de buceo del centro gallego, a quien hemos entrevistado en esta entrega de SubaQuatica Magazine, afirma que los ecos de este enredo afectan a las compañías de buceo y profesionales españoles en otros países europeos, donde frecuentemente viajan para participar en operaciones subacuáticas.

 

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