“Debemos crear una verdadera cultura de la seguridad en el buceo profesional en España”

“Debemos crear una verdadera cultura de la seguridad en el buceo profesional en España”

Nació en Las Palmas de Gran Canaria y, literalmente, dio sus primeros pasos frente al mar. Su infancia junto a la playa de Las Canteras marcó su vida, y el contacto con la orilla se convertiría en una constante. “El mar era mi patio de juegos desde los dos o tres años”, recuerda. Entre veranos en el sur de la isla y escapadas con una caravana a zonas costeras, el agua fue primero escenario de recreo y, después, cauce vital.

El surf, la pesca submarina, las gafas y el tubo. Todo lo llevaba al mar. Incluso los recuerdos más remotos están ligados al fondo marino. “Con 10 u 11 años vi una tortuga marina. Me impresionó tanto que hoy llevo algunas tatuadas”. Una relación emocional que se convertiría en su refugio.

Porque cuando la LOGSE abrió el abanico de ciclos formativos, a él se le encendió una luz. En Lanzarote, en el Instituto Náutico-Pesquero de Canarias, se ofertó por primera vez en España el Técnico en Buceo a Media Profundidad. Él formó parte de aquella primera promoción. “No sabía exactamente en qué consistía, pero me llamó la atención poder hacer de aquello una profesión. En los círculos marítimos ya se hablaba de la destreza y de lo bien pagados que estaban los buzos”, confiesa, aunque aclara que su motivación nunca fue meramente económica.

Las prácticas llegaron de la mano de José Luis Samper y su empresa familiar. Aquello marcaría más de once años de trabajo, sobre todo en mantenimiento y reparación naval en el puerto de Las Palmas. Aquella etapa, admite, fue una escuela de oficio. “Entonces aprendíamos en el tajo. Me formé en soldadura, mecánica o hidráulica, materias que luego ponía en práctica en el trabajo”.

Jornadas exigentes, equipos autónomos, trabajos con regulador y manguera… “Eran otros tiempos, donde lo que importaba era sacar muchos barcos adelante”, recuerda. Y así fue en aquella etapa, en la que el salto también fue cuantitativo. “Mi primer sueldo como buzo fueron 350.000 pesetas; venía de ganar 60.000 u 80.000 en veranos. Fue un salto”.

Pero lo que le atrapó fue el asombro técnico y sensorial. “La primera vez que me metí bajo un casco, la adrenalina fue brutal. Yo habría pagado por estar ahí. Sentí que me había alineado con mi propósito”. Eduardo había encontrado su lugar y se había abierto camino gracias a la confianza de Samper. “Para mí fue como un padre y guardo un gran recuerdo de José Luis y de su hijo, José Luis Samper Santiago, con quien también estuve trabajando unos años. Fueron mis maestros y mis referentes, y les estaré siempre agradecido”, evoca con nostalgia.

Eduardo supervisando trabajos de buceo en un plataforma petrolífera en Las Palmas | WÄRTSILÄ UNDERWATER SERVICES

Un salto profesional

Con los años, sus ganas de crecer lo acercaron a otros horizontes profesionales. En 2011 viajó a Bélgica para entrevistarse con Hydrex, donde entró como buzo de segunda y pronto ascendió a primera y a supervisor.
El salto no fue solo geográfico, sino también metodológico y cultural.

Allí, el suministro desde superficie no se discutía, y la industria del buceo vivía otra realidad. “Yo había tenido contacto con la empresa en Canarias y mi dominio del inglés me abrió aquella ventana. Comenzó un periodo de aprendizaje donde montábamos, por ejemplo, hábitats secos bajo el agua, hacíamos cambios de sellos de ejes de cola, con una planificación fina y registros exhaustivos. Además, también me certifiqué en soldadura submarina, entre otras cosas”, rememora.

De aquella etapa recuerda la operación de salvamento del Navios Sagittarios en 2012. “Había encallado en el norte de Skagen y rompió tres webframes. Se seccionó una porción del casco y se instaló otra, con soldadura en húmedo y seco, descargando y recargando parte del mineral para mantener la estabilidad. Fueron tres meses intensos, día y noche, equipos de 12 horas, en Dinamarca”.

durante los trabajos de mantenimiento en una plataforma en Las Palmas | WÄRTSILÄ UNDERWATER SERVICES

La experiencia le enseñó que planificar es tan o más importante que la destreza bajo el agua. Eduardo siguió creciendo en Hydrex y ganando competencias, llegando a ocupar el cargo de Operations Manager en Algeciras, combinando la gestión con la superintendencia en operaciones complejas.

El destino lo trajo de vuelta a Canarias, donde trabajó en Reprosub. Durante esa etapa sufrió un accidente practicando kitesurf que pudo haberle impedido volver a bucear. “Me ingresaron. Los médicos dudaban si podría volver al agua. Me obsesioné con volver; en la oficina me ponía el casco diez minutos para comprobar si el cuello aguantaba”. Pero su determinación, y la confianza de José Luis Samper, lo devolvieron pronto a la escena laboral.

Y fue así como en 2014 comenzó una etapa fructífera con Trident Group que llega hasta la actualidad. “Recibí la llamada del grupo y viajé a Holanda para poner en marcha la apertura de Trident Las Palmas S.L. Este año hemos superado los diez años en el mercado, y para mí ha sido una etapa de amplitud de conocimientos no solo en cuestiones técnicas, sino también en áreas como recursos humanos, fiscalidad y otros procesos imprescindibles para la gestión de una compañía como esta”.

Esa nueva etapa ha coincidido con un momento de profundas mejoras en el sector del buceo en España, como la firma de los convenios colectivos de buceo profesional y las Normas de Seguridad en Actividades Subacuáticas.

“Nuestro objetivo desde el principio fue ofrecer un servicio de calidad para el cliente y apostar por la seguridad de nuestros profesionales. Fuimos defensores del uso del suministro desde superficie desde los inicios del convenio y tomamos la iniciativa en demostraciones frente a las inspecciones de trabajo y cuerpos de seguridad, para ilustrar a quienes no estaban familiarizados con estos equipos”, relata.

Junto a un compañero en un trabajo de Wärtsilä Underwater Services en el cambio de hélices azimuthales Wärtsilä en un buque perforador para la industria petrolera (2025) | WÄRTSILÄ UNDERWATER SERVICES

Un nuevo escenario en España

Para Eduardo, la firma del convenio entre la Asociación Nacional de Empresas de Buceo Profesional (ANEBP) y los sindicatos supuso un importante punto de inflexión para la industria, que permitió que España se pusiera a la vanguardia normativa en Europa.

“En la actualidad estamos a la cabeza en materia de regulación, junto a países como Estados Unidos, UK, Dinamarca o Noruega, que son referentes en seguridad industrial. Es cierto que la entrada en vigor del convenio fue brusca, generó diferencias y hubo que adaptarse rápido”, manifiesta.

“Pero este es el camino. Ahora, desde mi punto de vista, hay que crear una verdadera cultura de la seguridad: convencerse de que la prioridad es la salud de los profesionales del sector dentro de un segmento de alto riesgo”, explica.
Por otra parte, propone cambios estructurales en el país para mejorar el mundo del buceo comercial. “El reto debería ser centralizar las competencias a nivel estatal y acabar con la fragmentación que generan las competencias autonómicas. Además, habría que crear un panel estable de expertos que respalde las decisiones de la Administración. En resumen: menos trabas, más homogeneidad y más control real”.

El eslabón del cliente también ha evolucionado y ha entendido que pagar menos puede salir caro. “Hay administraciones y astilleros que ya exigen cumplimiento pleno; han vetado entradas cuando no ven garantías”.

Cita, por ejemplo, a Hidramar como caso de cliente que, bajo su experiencia, ha interiorizado el mensaje y privilegia la seguridad, asumiendo el incremento de los costes de las operaciones. “El reparto de responsabilidades civiles y penales en caso de accidente o malas prácticas ha sensibilizado a todos los eslabones de la cadena de contratación”.

Realizando trabajos en hélices en una plataforma en Las Palmas, con Samper en 2010 | WÄRTSILÄ UNDERWATER SERVICES

Once años de Trident Las Palmas

En 2014, Eduardo Guerra asumió el reto de levantar Trident Las Palmas S.L., la primera filial española del grupo neerlandés Trident, con la misión de ofrecer en Canarias servicios de reparación submarina con los mismos estándares de seguridad y calidad que en los puertos del norte de Europa.

En 2018, Wärtsilä adquirió Trident, integrando su experiencia y tecnología dentro de un grupo global con más de 185 años de historia y presencia en más de 70 países.

Desde entonces, la compañía pasó a operar oficialmente bajo el nombre de Wärtsilä Underwater Services, manteniendo la experiencia acumulada y sumando la estructura, inversión y alcance internacional de Wärtsilä. “Ya formaban y certificaban a nuestros equipos en hélices, sellos y propulsión; la adquisición consolidó estándares y aceleró inversión”, resume Eduardo.

Desde entonces, Wärtsilä ha reforzado los procedimientos de seguridad (EHS), la eficiencia operativa y la retención de talento. “En un negocio donde el conocimiento es el activo, perder a alguien con veinte años de experiencia es un coste incalculable”.

En Canarias, Wärtsilä Underwater Services ha tenido un papel clave en el desarrollo del hub industrial de oil & gas y offshore en Las Palmas y Tenerife, en coordinación con astilleros y la autoridad portuaria. “Hoy hay atraques con calados suficientes para cambios de hélice, talleres certificados y logística ágil. Sentimos que nuestra compañía ha contribuido a este desarrollo en el Puerto de Las Palmas”, señala.

Once años después, la empresa se ha consolidado como un referente nacional en reparaciones subacuáticas de alto nivel técnico y ha marcado un punto de inflexión en la profesionalización del sector.

Para Eduardo, esta etapa ha sido su universidad de gestión. “Crear y administrar una empresa te enseña lo complicado que es tratar con personas, cuadrar finanzas y mantener la calidad”, afirma. Wärtsilä le aportó estructura, inversión y una mirada global; él, la experiencia de un buzo entregado a su oficio. “La compañía protege a sus profesionales: invierte en su formación y mejora sus condiciones, evitando la fuga de talento”, concluye.

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