Grupo Operativo de Actividades Subacuáticas de Galicia
En 2019, la Unidad de Policía Nacional Adscrita a la Comunidad Autónoma de Galicia (UPA Galicia) puso en marcha un proyecto pionero: un equipo propio de actividades subacuáticas para reforzar la protección de los recursos marinos y mejorar la recuperación de pruebas en el medio acuático.
Nacía así el Grupo Operativo de Actividades Subacuáticas (GOAS), un referente que hoy integra a seis agentes y que ha marcado un antes y un después en el buceo de seguridad pública en España.
“En la mayoría de los operativos de prevención contra el furtivismo, los investigados arrojaban al mar el producto y los utensilios empleados», recuerda José María Fernández Peña (Ribadeo, 1981), jefe de equipo del GOAS. “En un primer momento, el agua se convirtió en un medio que nos imposibilitaba recuperar las pruebas de un delito ya tipificado en el Código Penal. Vimos enseguida que con un grupo formado y especializado, podíamos ir mucho más allá. Recuperar vestigios, proteger los recursos naturales o realizar inspecciones”.
Origen y estructura interna
El GOAS se constituyó formalmente en 2019 dentro de la UPA Galicia, que desde 2010 tenía desplegados dispositivos de prevención contra el furtivismo.
El grupo está formado por un Jefe de Grupo (Inspector de la Escala Ejecutiva, que ostenta la dirección y el mando), un Jefe de Equipo (Policía Nacional de la Escala Básica, encargado de la coordinación operativa, planificación de inmersiones y confección de dispositivos) y cuatro buceadores operativos.
“La creación de esta unidad especializada nos permitió seguir realizando nuestro trabajo policial en un entorno que hasta entonces nos limitaba”
Entre ellos se encuentra Silvia Fontán Paz, la primera mujer buceadora de este tipo de unidades en nuestro país. “Estamos muy orgullosos de ella. Es un ejemplo a seguir por su trayectoria y humildad”, subraya Fernández Peña.
Formación y especialización
Los integrantes del GOAS son graduados en buceo profesional por el IGAFA (Instituto Galego de Formación en Acuicultura), centro dependiente de la Consellería do Mar y homologado por la International Marine Contractors Association (IMCA). “Conocíamos bien la labor formativa de este centro y no dudamos en que era la elección idónea para adquirir esta formación”, explica el jefe de equipo.
Además de esa formación profesional, son instructores de buceo recreativo y poseen certificaciones ERDI (Emergency Response Diving International) nivel 1 y 2, impartidas en el Centro Jovellanos (Asturias) y otros entornos naturales.
Están formados en cinco de las siete modalidades del Real Decreto 550/2020 (profesional, científico, extracción de recursos marinos, fines de servicio público y recreativo) y cuentan con especializaciones técnicas en Sidemount, mezclas de gases, buceo profundo, ríos y riadas, búsqueda y recuperación o buceo de seguridad pública.
“Nuestra visión sobre la formación de la unidad es muy clara. Nos permite ofrecer un mejor servicio a la ciudadanía y a otras administraciones con la mayor seguridad posible en todas las misiones que hacemos”
También han trabajado y recibido formación con la Unidad de Buceo de Ferrol (Ubufer) de la Armada y con los buzos profesionales de la Subdirección Xeral de Gardacostas.
Recientemente cursaron buceo científico aplicado al Patrimonio Arqueológico Sumergido en la Universidad de Alicante. “Nuestro objetivo es claro, ofrecer el mejor servicio a la ciudadanía y a otras administraciones con la mayor seguridad posible”, recalca Fernández Peña. “Somos muy conscientes de la importancia de la formación continua y vamos a seguir enfocándonos en la protección de los recursos marinos, del patrimonio sumergido y en nuestra función de seguridad ciudadana como policías nacionales”.
Normativa y protocolos
El GOAS se rige por el Real Decreto 550/2020 que regula el buceo profesional en España, pero su carácter de servicio público les obliga a adaptar los protocolos.
“Por la excepcionalidad de nuestras intervenciones no podemos instaurar composiciones de trabajo idénticas al buceo comercial. Este Real Decreto faculta a las fuerzas y cuerpos de seguridad a regirse por su propia normativa”, señala Fernández Peña.
Para él es “muy necesario” que se cree una normativa específica para el buceo policial, con estándares en seguridad, certificaciones profesionales, protocolos unificados y planes de autoprotección y emergencia.
“Aunque nuestro trabajo se desarrolla en el agua, no podemos perder la perspectiva de que somos agentes de la autoridad”
Misiones y actuaciones destacadas
El GOAS ha intervenido en operaciones muy diversas, desde el rescate durante la DANA de Valencia, por el que recibieron la Medalla de Plata de la Comunidad Valenciana, hasta trabajos subacuáticos en un “narco-submarino” por encargo de un grupo de Policía Judicial. También realizan búsquedas de personas desaparecidas en ríos de áreas interiores de Galicia.
“La DANA nos puso a prueba”, admite Fernández Peña. “Gracias a la formación en buceo de seguridad pública se realizaron inmersiones con garantías y eficacia”.
Las operaciones en ríos son especialmente críticas. “Hay fuerza de empuje continua, mucha sedimentación en suspensión y, a menudo, hay que usar polipastos para trasladar equipos por falta de accesos. Hemos tenido situaciones complicadas, pero gracias a la serenidad y la calma inculcadas en el IGAFA hemos podido resolverlas con éxito”.
Tecnología y equipamiento
El grupo dispone de material para montaje lateral, ROVs, una cámara con carrete y pértiga con cuadro de comunicaciones en superficie, scooter submarino para desplazamientos, máscaras faciales integrales y kits de oxígeno medicinal, además de botiquines de primeros auxilios y equipos de descontaminación.
Fernández Peña se muestra muy favorable a la estandarización de equipos de suministro desde superficie para aumentar la seguridad, pero con matices. “Para ciertas inmersiones necesitamos discreción y no podemos generalizarlo como en el buceo profesional”.
También usan y valoran tecnologías como sonares de escaneo lateral para mejorar la eficacia de las intervenciones. “Al formarnos y trabajar con la Armada adquirimos experiencia en la utilización de este tipo de tecnología y le damos mucho uso”, asegura.
Preparación y planificación
Antes de cada inmersión, el GOAS sigue un protocolo estricto. “Estudiamos y analizamos el objetivo, determinamos la profundidad de trabajo y confeccionamos el equipo humano. Después entramos en detalles como tiempo total de fondo, tipo de inmersión, material y elaboración de un plan de emergencia. Procuramos trabajar en límites de no descompresión siempre que nos lo permita el dispositivo, lo que simplifica la planificación”.
Este enfoque operativo refleja los estándares aprendidos en el IGAFA y en su formación ERDI, que preparan al equipo para escenarios “casi imposibles de realizar en autónomo”, otorgando altos niveles de seguridad.
Presencia femenina y cambio cultural
La incorporación de Silvia Fontán Paz al GOAS ha supuesto un hito. Se trata de la primera mujer buceadora en las fuerzas y cuerpos de seguridad y en el sector de emergencias en España.
“En mi grupo siempre se han asegurado de incluirme por completo. Me siento plenamente integrada, sobre todo al trabajar en equipo durante la planificación de las inmersiones”, afirma la buceadora.
Para Fernández Peña, su presencia es “algo muy positivo. Estamos muy orgullosos de ella. Su humildad hace que seamos el resto de compañeros quienes presumamos de su trayectoria. Es un ejemplo a seguir”.
Fontán defiende que “se necesitan estándares de formación muy altos y protocolos acordes a las exigencias del buceo que realizamos”.
Y anima a otras mujeres. “Que confíen en sus capacidades, que no dejen que los prejuicios las frenen. Este trabajo requiere disciplina y buena condición física, pero ofrece enorme satisfacción personal y profesional”.
Cooperación institucional
El GOAS mantiene una relación estrecha con Armada, Guardia Civil y Protección Civil. Con la Armada comparten formación y protocolos, especialmente en Patrimonio Arqueológico Sumergido, donde los buques de Estado son de su competencia exclusiva. “No podemos obviar que somos agentes de la autoridad, con capacidad para realizar investigaciones, detenciones y tramitar atestados en caso de expolio”, explica Fernández Peña.
Con la Guardia Civil han colaborado en la búsqueda de personas desaparecidas en ríos y en dispositivos de prevención del furtivismo. La cooperación interinstitucional es clave para reforzar la seguridad y la protección del medio marino.
Visión de futuro
Fernández Peña anima a otras comunidades autónomas a crear unidades similares. “Les recomendaría que empezaran por una formación profesional como la que imparte el IGAFA. Una vez adquirido ese dominio del medio, resultará más cómodo adquirir otro tipo de formación como la técnica o prácticas en buceo de seguridad pública. Deben tener conocimientos en mezcla de gases, manejo de embarcaciones, normativa náutica, patrimonio arqueológico sumergido, meteorología, prevención de riesgos laborales y primeros auxilios”.
El jefe de equipo también defiende la formación profesional estandarizada para cualquier cuerpo con capacidad subacuática. “Nuestro día a día nos exige uso de herramientas manuales, globos de elevación o polipastos. Debemos entender el funcionamiento de cualquier tipo de buceo. En caso de intervenir policialmente debemos prever lo que ha pasado y resolver situaciones de otros sectores, porque la Autoridad Judicial puede solicitarnos informes al respecto”, señala.
Un modelo para otras autonomías
Con apenas cinco años de vida, el Grupo Operativo de Actividades Subacuáticas de la UPA Galicia se ha consolidado como unidad de referencia en el buceo de seguridad pública en España.
Su combinación de formación profesional, protocolos adaptados, tecnología avanzada y cooperación institucional ha elevado los estándares de seguridad y eficacia en un terreno hasta hace poco inexplorado.
Su labor va mucho más allá de la recuperación de pruebas: protege la integridad de los recursos marinos en una comunidad con un sector muy potente; contribuye a la seguridad ciudadana y a la conservación del patrimonio sumergido y participa en situaciones de emergencia en la que están en riesgo vidas humanas, ya sea de forma directa o como grupo de apoyo.
“Somos un grupo de personas con mucha inquietud y nos encanta nuestro trabajo”, concluye Fernández Peña. “Nuestro objetivo es claro: ofrecer el mejor servicio a la ciudadanía con la mayor seguridad posible”.