Mercedes Vilanova, una de las mujeres pioneras del buceo en España y en el mundo

Una mujer pionera del buceo

Mercedes Vilanova Ribas (Barcelona,1936) ha dedicado casi toda su vida a investigar, estudiar y divulgar sobre historia. Pero jamás pensó que ella misma marcaría un hito en los anales del mundo submarino. Fue la primera mujer en España y la quinta del mundo en obtener la titulación de Submarinista de Primera Clase en 1955, cuando tenía 19 años. Una etapa de la dictadura en la que el desarrollo social y laboral de la mujer no resultaba nada fácil.

Mercedes Vilanova, pionera del buceo en España

Su vinculación con el mar

Mercedes pasó toda su infancia vinculada al mar. Desde niña, nadaba y bajaba a pulmón cuando salía con su padre en barca por las aguas de Cala Montgó, en Girona. En aquellos años no existían ni escuelas de buceo ni una formación reglada al respecto. La referencia por aquel entonces eran los buceadores en la Armada, que marcaban la pauta y los niveles que debían tener las personas que quisieran convertirse en buceadores.

Mercedes Vilanova fue la primera mujer en España y la quinta del mundo en obtener la titulación de Submarinista de Primera Clase en 1955, cuando tenía 19 años. Obtuvo el título de Buceador de Primera en las pruebas convocadas por la Comandancia Militar de Marina de Barcelona

 

Su afán de superación le llevó a presentarse ese mismo año a las pruebas convocadas por la Comandancia Militar de Marina de Barcelona y obtuvo el título de Buceador de Primera. En aquel momento, ella lo vio como una consecuencia natural de su situación. “Era el momento. Yo acababa de volver de dar la vuelta al mundo con una amiga, era joven, había aprendido a bucear en cala Montgó desde niña, antes que a nadar. Tenía tiempo, posibilidades y aún no tenía responsabilidades familiares”, recuerda en una entrevista para los compañeros de Acusub.

Según describe, “antes de hacer la prueba no habíamos ido nunca al mar. Fuimos una vez al Club Náutico a probarnos los equipos. Tras una breve explicación, nos subimos al barco de la Marina, nos dejaron en mar abierto y bajamos”. Pero no recuerda aquel examen como una prueba sencilla.

“Teníamos que bajar 10 metros, ponernos el equipo, nadar 20 metros en pareja, que en mi caso era Roberto Díaz, usando una escafandra compartida”, relata. “Después, hubo que descender a 30 metros, quitarnos el equipo y subir en escape libre. No tuve problema en hacerlo ya que nadaba desde los seis años. No me representó ninguna dificultad. Además, en la prueba éramos todos conocidos, todos compañeros”, concluye.

A la izquierda, con Amadeo Maristany.

Un mundo de hombres

Ella era la única mujer que se presentó a las pruebas. Había 70 hombres, 30 aspirantes a buceadores y 40 miembros de la Marina. “Eduard Admetlla me pidió que no me examinara de Primera y que optara por una titulación inferior, ya podría haber hombres que no se atreviesen al Primera y se pudieran sentir ofendidos. Le comenté que eso ni me lo planteaba, así que me contestó que entonces sería la primera”, recuerda.

“Eduard Admetlla me pidió que no me examinara de Primera y que optara por una titulación inferior, ya podría haber hombres que no se atreviesen al Primera y se pudieran sentir ofendidos”.

Cuando en España no había enseñanzas regladas ni docentes titulados, se les pedía a los buceadores con titulación de Primera que ejercieran de instructores. A pesar de superar las pruebas con muy buena calificación, a Mercedes nunca se lo pidieron. Ella cree que había varias causas. “La opción política de las personas tenía mucho peso en aquella época. Yo era de extrema izquierda, y en el CRIS (Centre de Recuperació i d`Investigacions Submarines) había mucha gente a favor del Régimen”.

Mercedes analiza la realidad de aquellos pioneros. “Todos vivían del mar, excepto yo. Y eso deja marca en la actitud frente a las situaciones”. Señala que la ambición era una constante en aquella gran familia del buceo. “Eduard Admetlla era el más ambicioso”, recuerda. “Después del récord de los 100 metros de profundidad, Roberto Díaz, que le había ayudado, consiguió trabajo en Nemrod”, concluye.

Mercedes Vilanova con Eduard Admetlla en una jornada de buceo

Buceo entre pioneros

En los años siguientes a su titulación, Mercedes realizó incontables inmersiones con un grupo de buceadores que habían marcado una época en el submarinismo nacional. Climent Vidal (fundador del CRIS), Eduard Admetlla, Roberto Díaz, Emili Vendrell o Amadeo Maristany, con quien entabló una relación más cercana.

Tiempos de pioneros y compañerismo en los que el único material disponible era el que fabricaba Nemrod. Un equipo minimalista donde el traje de neopreno sólo se usaba en invierno. En este aspecto, también destaca el papel que jugó la Armada en el desarrollo de los equipos y del buceo en general, ya que era una institución con muchos medios y con relación directa con los fabricantes.

Buceo y mujer

A pesar de que ser mujer condicionaba claramente muchas actitudes, Mercedes tiene muy buen recuerdo de su pertenencia al CRIS. “Yo me sentía una más, una compañera”, resalta.

Pero también recuerda sentirse cada vez más fuera de lugar en un ambiente de egos y aspiraciones. “Yo molestaba porque era mujer, mucho más joven y con muchas facilidades para el buceo. Disfrutaba del buceo sin ninguna necesidad más. Además, mi familia no se oponía a que buceara”.

 

“Yo molestaba porque era mujer, mucho más joven y con muchas facilidades para el buceo. Disfrutaba del buceo sin ninguna necesidad más. Además, mi familia no se oponía a que buceara”.

Entonces, qué explicación tiene el hecho de que haya muchas menos mujeres que practiquen buceo regularmente a lo largo de su vida, teniendo en cuenta que, como señala la buceadora, fisiológicamente “en buceo para la mujer todo son ventajas, empezando por la respiración. Consumimos mucho menos aire y podemos estar mucho más tiempo”. En este sentido, reconoce que las cuestiones personales y sociales de las mujeres son las que condicionan su desarrollo en el buceo. La vida en pareja, los hijos o la conciliación se convierten en factores decisivos para ello.

¿Récord Femenino?

Después de que Admetlla consiguiese el récord de profundidad en 1957, Mercedes se planteó realizar una inmersión similar. “Yo quise bajar a probar si podía alcanzar esa profundidad. No sé si lo hubiera alcanzado, pero de todas formas hubiera sido récord mundial femenino porque no había ninguna otra mujer que lo estuviera haciendo. Pero los compañeros del CRIS no me dejaron”, recuerda con cierto pesar.

 

Premio buzo de honor

El 2018, la Historial Diving Society Spain (HDSES) le otorgó el premio Buzo de Honor por su trayectoria en el buceo desde aquel hito de 1955 y por haber tenido la osadía y la impertinencia de romper barreras a lo largo de su vida. Un reconocimiento como pionera en el buceo y como ejemplo para otras mujeres, que Mercedes recibió con una mezcla de sorpresa y honor en nombre del silencio al que fueron condenadas tantas mujeres.

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