La empresa del buzo de 63 años fallecido en Jaén corrobora que la causa de la muerte fue un infarto

Un buzo de 63 años fallece por un infarto mientras trabajaba
El pasado 30 de octubre falleció el buzo profesional José Antonio B. Á., de 63 años, mientras realizaba trabajos de mantenimiento subacuático en el embalse del Rumblar, en Baños de la Encina (Jaén). El veterano profesional, con más de cuatro décadas de experiencia, formaba parte del equipo de la empresa Instalsub, contratada para labores de inspección y reparación en la presa.
Se desvió ligeramente del punto previsto, algo que no tenía explicación, y aunque seguía respondiendo por comunicaciones, notamos algo extraño
Según ha explicado a este medio un miembro del equipo de Instalsub y responsable de la operación, José Antonio se encontraba a unos 35 metros de profundidad cuando comenzó a mostrar signos de desorientación durante el descenso. “Se desvió ligeramente del punto previsto, algo que no tenía explicación, y aunque seguía respondiendo por comunicaciones, notamos algo extraño”. Minutos después, el buzo dejó de responder verbalmente. El compañero en stand-by descendió de inmediato y lo encontró inconsciente, con pulso débil y respiración difícil de determinar dentro del casco.
En todo momento se actuó conforme a los protocolos de emergencia establecidos
El rescate se completó en escasos minutos, el equipo consiguió recuperar pulso débil pero estable y respiración asistida mediante resucitador cardiopulmonar (también conocido como Ambú), con O2, a continuación, los servicios de emergencias movilizados intentaron la recuperación con técnicas avanzadas de reanimación, pero los intentos fueron infructuosos. “En todo momento se actuó conforme a los protocolos”, aseguró el equipo. La autopsia confirmó posteriormente que la causa del fallecimiento fue un infarto, sin relación con fallos técnicos ni procedimientos de seguridad.
Era una persona en excelente forma física, con gran experiencia y entusiasmo por su trabajo. No aparentaba los 63 años que tenía
El veterano buzo había superado el reconocimiento médico obligatorio apenas 7 semanas antes de incorporarse a la obra, y había participado en otra operación previa con inmersiones a 30 metros de profundidad sin ningún tipo de contratiempo y respetando los turnos y descansos reglamentarios. De hecho, según sostiene la compañía, antes de la inmersión había tenido un descanso de 4 días. “Era una persona en excelente forma física, con gran experiencia y entusiasmo por su trabajo. No aparentaba los 63 años que tenía”, señaló el responsable de Instalsub.
Existe un consenso internacional en medicina hiperbárica que desaconseja el buceo profesional diario a partir de los 55 años. Necesitamos un coeficiente reductor que permita una jubilación digna y ajustada al riesgo real de esta profesión
Instalsub lamenta, no obstante, que “trabajadores de esta edad sigan teniendo que realizar inmersiones diarias”, y subrayó que “existe un consenso internacional en medicina hiperbárica que desaconseja el buceo profesional diario a partir de los 55 años”. A su juicio, el sector necesita “un coeficiente reductor que permita una jubilación digna y ajustada al riesgo real de esta profesión”.
*Subaquatica Magazine ha contactado con la familia del fallecido, que por el momento ha preferido no hacer declaraciones al respecto.
Reclamo histórico del sector
Tras conocerse el fallecimiento, la Asociación Nacional de Empresas de Buceo Profesional (ANEBP) y el Sindicato Estatal de Buceo (SEB), integrado en Solidaridad, emitieron comunicados conjuntos expresando su pesar por la pérdida y recordando la urgencia de revisar el actual coeficiente reductor de 0,15, considerado insuficiente por el sector.
El marco legal español sigue sin reconocer las particularidades fisiológicas y de riesgo del buceo profesional
“El marco legal español sigue sin reconocer las particularidades fisiológicas y de riesgo del buceo profesional”, señaló el SEB, recordando que “la medicina hiperbárica no recomienda prolongar la exposición al medio presurizado más allá de los 55 años”. ANEBP, por su parte, insistió en que esta demanda “no responde a intereses corporativos, sino a la protección de la salud y la dignidad de quienes desarrollan tareas de altísima responsabilidad técnica en entornos de riesgo”.
Esta demanda no responde a intereses corporativos, sino a proteger la salud y la dignidad de quienes desarrollan tareas de altísima responsabilidad técnica en entornos de riesgo
Mientras profesiones como la minería, la metalurgia o los cuerpos de seguridad disfrutan desde hace años de coeficientes reductores que les permiten retirarse antes, los buzos profesionales —que trabajan en presas, puertos, plataformas offshore o conducciones subterráneas— siguen sin una protección equivalente pese a las condiciones extremas y el desgaste físico y mental que implica su labor.
Un vacío normativo con consecuencias humanas
El fallecimiento de José Antonio B. Á ha vuelto a poner de manifiesto las carencias del sistema y la necesidad de un reconocimiento institucional claro para esta profesión de alto riesgo. “Evitar que profesionales deban prolongar su actividad más allá de un umbral razonable no es un privilegio, es una cuestión de seguridad y justicia laboral”, concluye el comunicado de ANEBP.
Evitar que profesionales deban prolongar su actividad más allá de un umbral razonable no es un privilegio, es una cuestión de seguridad y justicia laboral
Para Instalsub, la solución pasa por una acción decidida de las administraciones: “No se trata solo de seguridad o de técnica; hay que entender que la biología humana impone límites. Necesitamos que la Administración escuche lo que la comunidad médica ya tiene claro”.
El sector del buceo profesional español, reconocido por sus elevados estándares técnicos y de seguridad, vuelve así a reclamar que se ponga fin a una situación que, en palabras de sus representantes, no puede seguir dependiendo del sacrificio individual de quienes trabajan bajo el agua para mantener en marcha infraestructuras esenciales del país
